jueves, 17 de abril de 2025

¿Hay alguien ahí afuera?

¿Alguien que soporte, sin perder la compostura y sin apagar la pantalla de su ordenador, las historias que aún tenemos por contar? ¿Quedan personas que, después de leernos, sean capaces de dormir con la luz apagada y sin abrir los ojos de nuevo para ver si no hay algo que les acecha en la oscuridad? ¿Alguien que no dude de si quien duerme a su lado es la persona que conoce, y que no necesite ir, cada vez que se despierta, a la habitación de sus hijos pequeños para ver si siguen allí? ¿Queda alguien para quien los aullidos de un perro en una noche tranquila o el viento que silba en la chimenea no signifiquen más que eso? ¿Alguien que nunca haya visto formas extrañas en la niebla? ¿Quedan lectores que no teman al mal antiguo e invisible que espera el momento de debilidad para introducirse en la carne y corromperla? 

¿Quedan?

Porque si hay alguien que pueda soportarlo, entonces retomaremos lo que dejamos sin terminar.