Flik estaba tan
desconcertado como Pablo, y no tardó en volver junto él tras consultar con
alguno de los seres que se agrupaban a su alrededor.
–Pues verás Pablo,
sé que parece increíble, pero me dicen que tus hermanos se han ido en uno de
los deslizadores. Mis hermanos de la pirámide me cuentan que los han visto pasar
a toda velocidad en dirección a la esclusa de la Cámara.
–Pero, pero... ¿y
cómo demonios puede ser eso posible? –cada segundo que pasaba los problemas
crecían y se amontonaban. Parecían no tener fin. Así se debía de sentir uno
cuando caía en arenas movedizas.
–La verdad es que
todavía no lo entiendo, Pablo. Déjame hablar con las máquinas. Ellas son las
que dan la energía a los deslizadores.
Pablo estaba muy nervioso por la desaparición de sus dos
hermanos, pero como no estaba en su casa, ni siquiera en su planeta, no sabía
qué hacer. Así que no le quedó más remedio que esperar con paciencia a que Flik
aportase una solución. Pablo era capaz de imaginarse a las máquinas
secuestrando a sus hermanos con el fin de obligarle a perder.
–Acompáñame, Pablo. No entiendo cómo ha podido suceder pero
las máquinas acaban de dejarles entrar en la Cámara.
–¿Qué quieres decir con eso de que acaban de dejarles entrar
en la Cámara? –Pablo saltó sobre el deslizador, que parecía que se desplazaba
más lento que en otras ocasiones–. ¿No quedamos en que sólo yo podría entrar
ahí?
–Las máquinas dicen que no incurren en ninguna falta por
dejarles entrar. Al parecer, Rodrigo también posee los parámetros necesarios,
aquellos que las máquinas han registrado de tu persona, debido precisamente a
que es tu hermano. Pero no temas por ellos, las máquinas nunca les harían daño.
Por mucho que hayan cambiado, todavía siguen vigentes aquellas primeras órdenes
que les impusimos. Recuerda que la primera y más importante de ellas es la de
no hacer daño a ningún ser vivo que pudiese ser necesario para la supervivencia
de Los Creadores. Y la duda de si somos o no los únicos seres a los que ellas
obedecen no les permitirá actuar en contra de ellos.
–Demonios. Será válido y no incumplirá ningún Código de los
vuestros, pero yo no creo que eso esté del todo bien. Además, ¿para qué quieren
a mis hermanos en la Cámara?
–No tengo ni idea, y no puedo estar más de acuerdo contigo.
En este momento estamos discutiendo los términos recogidos en el Código porque nosotros
pensamos que los han incumplido. Pero mientras tanto no encontremos una
solución, intentaremos alcanzarles.
El paisaje de Mundo Flik
pasaba ante sus ojos, y ahora Pablo estaba seguro de que eso sucedía de una
forma bastante más lenta que en las dos anteriores ocasiones.